¿Para qué sirve el tónico facial?

¿Para qué sirve el tónico facial?

¿Para qué sirve el tónico facial?

El tónico facial es un producto que nos permite limpiar y estimular nuestro rostro. Según los expertos en dermatología y los farmacéuticos, esta loción siempre se debe emplear después de la limpieza facial. En este sentido, hay que dejar que se absorba durante cinco minutos para luego aplicarnos la crema hidratante que utilicemos en nuestro día a día.

Al igual que nos recomiendan utilizarlo siguiendo unos pasos, también señalan que el tónico facial debe formar parte de nuestra rutina de belleza diaria, tanto por la mañana como por la noche. Pero depende del tipo de piel que tenga cada persona.

 ¿Cuáles son los beneficios y para qué sirve el tónico facial?

Muchas marcas famosas de productos del cuidado de la piel aseguran que el uso del tónico facial en nuestra rutina de belleza nos aporta múltiples beneficios para el cuidado del cutis. Nos permite estimular y refrescar nuestra piel, e incluso nos ayuda a aumentar el riego sanguíneo de la zona en la que lo aplicamos.

Asimismo, equilibra el pH de nuestra tez protegiéndonos de posibles irritaciones, ya que tendremos el cutis lo suficientemente hidratado. Además, al ser un producto acuoso cuyo pH tiene un toque ácido, también nos sirve para combatir posibles bacterias (pero recuerda que no es un limpiador y que deberás seguir utilizando tu producto de limpieza facial habitual). De esta manera nuestra dermis quedará tonificada y fresquita. Y es que el tónico facial ayuda a cerrar los poros haciendo que nuestra tez sea más luminosa y lisa.

 ¿Cómo aplicar el tónico facial?

El tónico facial se debe utilizar después de la limpieza facial y justo antes de aplicarnos crema hidratante, sérums o mascarillas. Si seguimos este proceso, todos los cosméticos actuarán de una manera más efectiva y el cuidado de nuestro cutis será completo.

Para que su aplicación sea correcta debemos seguir unos pasos. Lo primero que tenemos que hacer es echar un poco de tónico facial en un algodón para después extenderlo por el rostro, realizando movimientos circulares suaves o dando pequeños toquecitos. Así nos aseguraremos que la sangre de esa zona circule mejor.

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